domingo, 1 de noviembre de 2009

Asco


Sí, eso es lo que siento cada vez que me miro, detesto ver cómo la aguja de la balanza no cambia, pero mi barriga y mis cachetes se inflan a cada bocado de cualquier cosa. Estoy un poco harta de tener que comer, de querer hacerlo y de terminar embutiéndome la comida con una culpa inmensa.
El trabajo es una lata. No puedo creer que unas cuantas horas más de clase impliquen mayor inversión de esfuerzo. ¡Diablos! Si ganara lo justo por lo que trabajo podría comprarme un auto y mandar a paseo a Ojosmar, a Conde y a toda la bola de orates que sólo piensan en follar conmigo.
No me sieno muy contenta a pesar de que me va sin novedades. Desplazarme en la ciudad se está volviendo un problema existencial.
Me doy mucha pena porque aún no puedo comprarme ni una cama y paso el tiempo buscando ofertas de autos. Quiero un auto, lo necesito, lo quiero ¡ya!
Hace poco me puse toda loca y le llamé a mi madre exigiéndole que me comprara uno. Pobre, se puso muy triste y me dijo que en ese momento no podía... pero me compró una cámara digital, porque yo no tenía. Sí, sé que me porté como una mierda, no puedo dejar de sentirme mal por ello, pero también pienso que Male ha sido peor con ella y siempre le perdona.
Okey, esto no tiene ni pies ni cabeza, escribo hilaridades porque estoy postergando lo del trabajo, debo calificar tareas y sacar promedios -me retuvieron el pago por no hacerlo desde el sábado- para la bicoca que cobraremos con tanta suspensión.
En fin. Creo que mejor me largo, os dejo un lindo grabado representativo
de nuestras tradiciones para este día acá en México.

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